No se permite vómito de palabras
Como hablar en mi segundo idioma me hace una comunicadora mejor
Cuando me propuse a aprender español, encontraba muchos retos y sorpresas. Las reglas de gramática eran diferentes de inglés. Incluso ahora, los acentos diversos son difíciles a entender si no tengo mucha practica con ellos. Tengo problemas con autoestima y confidencia en mis conversaciones. Y practicar cada día resultó más arduo que preví.
Sin embargo, con los retos venían triunfos. Después de uno o dos años de estudiar, me di cuenta de que cuando hablo en español, hay ciertas costumbres que tengo en inglés que no puedo hacer en español (o al menos no puedo hacerlos con tanta intensidad). Estas malas costumbres se desarrollaban después de toda la vida comunicando en una única lengua.
La mayoría de estas costumbres vienen de una juventud pasada en una familia grande. Yo y todos mis hermanos debíamos competir por el palo de hablar durante toda la infancia, y ahora todos nosotros hablamos alto y rápido. Eso es normal y usualmente divertido en mi casa familiar, pero fuera de este lugar, mucha gente no le gusta. Mientras he logrado quebrar algunas de estas costumbres malas en mi idioma nativo, he dado cuenta que, en español, simplemente no puedo practicarlas en primer lugar.
Tengo pensar antes de hablar
Probablemente la peor maña que tengo en inglés es hablar antes de pensar, o hacer lo que me gusta llamar vómito de palabras. Soy una de esas personas que siempre piensa –no debería haber dicho eso– en lugar de pensar –no debería decir eso– porque siempre hablo más rápido que reflexiono sobre lo que digo. A través de los años, he mejorado mi tendencia a soltar lo que quiero sin considerar el daño o vergüenza que podría causar, pero todavía pierdo el control de mi lengua de vez en cuando.
Sin embargo, cuando empecé asistir en un club de español y tener conversaciones, descubrí que no podía soltar vomito de palabras sin pensar. Cuando hablo mi segundo idioma, tengo pensar y juntar cada palabra antes de decirla. En español, mi boca definitivamente no puede ser más rápida que mi mente.
Debo hablar más lenta y tranquilamente
Como ya he dicho arriba, también tengo la costumbre desgraciada de hablar rápido y alto. Y exactamente igual que la maña ya citada de hablar sin pensar, también no puedo practicar esa costumbre en español. Esto es porque siempre estoy trabajando en mi acento. No quiero sonar igual que unos de los políticos que recientemente han intentado hablar en español con acento vaquero vergonzoso (no voy a nombrar nombres, pero probablemente sabéis quien son). Por esa razón, siempre escucho a los acentos de hablantes nativos y tratar a imitarlos con precisión. Cuando estoy haciendo esto, no puedo hablar rápidamente ni con fuerza. No es una decisión consciente, pero algo que sucede naturalmente y sin mi concentración.
Tengo escuchar más intensamente
Otra costumbre en inglés que tuve quebrar fue mi tendencia a no escuchar con mi atención entera. No es intencional, pero algunas veces cuando tengo conversaciones, empiezo a considerar lo que voy a decir a continuación mientras la otra persona habla. Esta es una maña que tengo intencionalmente tratar de no practicar en inglés, pero en español, literalmente no puedo hacerlo.
Eso es porque tengo concentrar con toda mi fuerza en lo que dice la otra persona en la conversación para evitar perder unas palabras o malentender su significado. No tengo la habilidad de simplemente salir de la conversación y reentrar cuando he decidido en mi respuesta porque si no concentro completamente en lo que dice la otra persona en español, no la entenderé.
Me hace una escritora más breva
Si habéis leído algunos de mis otros artículos en inglés, probablemente se te ha ocurrido que soy una persona una poquita locuaz. Me gusta hablar y escribir, y puedo hacerlo por un millón de palabras si me permitís. Esto es por muchos motivos que esbozo en mi articulo vinculado. Pero en español, tampoco puedo practicar esta costumbre.
Obviamente, mi vocabulario en español es más limitado que mío en inglés. También me toma mucho más tiempo escribir el mismo artículo en español que inglés. Por esa razón, cuando escribo en español, encuentro la manera de decir lo mismo con la menor cantidad de palabras. Esto, en torno, me hace una escritora mejor en inglés porque me ha ayudado aprender como decir más con menos y hacer mi caso sin escribir veinte páginas, cinco de las cuales son innecesarias.
Me enseñaba como hablar mejor con hablantes no nativos de ingles
Me da un poco de vergüenza a admitir, pero a pesar de tener muchos amigos y un esposo que tienen un primero idioma diferente de mío, no sabía como hablar con hablantes no nativos hasta que me convertí en uno. Un gran parte de esto es que mis amigos y esposo tienen fluido total en inglés y no me necesitan hablar con ellos como si fueran hablantes con menos competencia.
Pero, al mismo tiempo, he pasado situaciones en que hablé con hablantes menos fluidos en inglés, y no los ayudé mucho porque nunca se me he ocurrido que hablantes de inglés como idioma segundo quizás me necesitan cambiar la forma de hablar. Hablantes monolingües tienden que ser los peores comunicadores porque no saben cómo cambiar su discurso para facilitar conversaciones con hablantes no nativos — incluso yo. Pero, cuando empecé a aprender mi primer idioma segundo, me di cuenta rápidamente que cuando estoy hablando con un inglés hablante con menos fluidez, debo hablar mas lento, limitar mis elecciones de palabras, y neutralizar mi acento sureño porque es exactamente lo que necesito de hispanohablantes nativos cuando yo hablo en su idioma. Quizás nunca hubiera aprendido esta lección sin aprender un nuevo idioma primero. Justo no puedes entender cosas así sin experiencia de primara mano.
Ya sé que siempre estoy insistiendo en los beneficios de aprender un segundo idioma, pero solo porque son maravillosas. Si hubiera sabido cuanto me ayudaría en mis conversaciones en tanto mi segundo como mi primero, hubiera empezado mucho más pronto.